lunes, 7 de julio de 2008

Aprendiendo

Uno se va lejos de su casa, de su país, de buena parte de sus seres queridos, de su idioma, de las rutinas y formas de ser que le son familiares... y ¿por qué? Pues para mejorar claro, la idea es coger una experiencia, algo que te diferencie de "los demás" y te permita volver a todo aquello que dejaste pero con mejores posibilidades. Otra cosa es que luego no sea tan fácil volver...pero esa es otra historia.


Me quiero centrar en lo de incrementar la experiencia, como si de un juego de rol se tratase. Cuando emigras aprendes a marchas forzadas. Al principio puede que te resistas al cambio convencido de que todo tu bagaje, lo que ya sabías, es mejor que lo que te encuentras. Pero mira que son bobos estos tíos con lo clarito que tienes tú que las cosas se hacen, se comen o se viven de la forma que has visto desde pequeño. Vuelves a casa por unos días y te ríes con los amigos con las anécdotas que no se acaban de creer pero que son totalmente ciertas.

Pero se acaban las vacaciones y otra vez emigrado, te das cuentas de que ya tienes una nueva casa que sientes como más propia y que hay cosas que has echado de menos de tu "país de acogida". Entonce sufres el proceso contrario, todo lo nuevo es mejor, lo que antes parecía absurdo cobra sentido porque o entiendes el por qué de las cosas, o bien porque las aceptas como normales al no poderlas cambiar. Pasa más tiempo y te toca repetir la vuelta a casa, pero ahora la sensación es la contraria; sólo ves los defectos de lo viejo, que ahora te parece antiguo y defectuoso. Crees que has aprendido.

Precisamente en ese punto, cuando crees que ya lo sabes todo, es cuando más ignorante eres. No se te puede enseñar nada y de tu boca sólo salen consejos por doquier que nadie te ha pedido; crees que puedes resolverles los problemas a todo el mundo pero ni siquieras escuchas lo que te dicen. Entonces la vida, esa perra desagradecida, te pone en tu sitio como te mereces. Cumples otro ciclo de visita a lo que dejaste hace tiempo y redescubres lo bueno que tenías allí, la forma de vida de siempre que ahora sí que entiendes no sólo como la que te había tocado de nacimiento, sino como la que tiene sentido en esas circunstancias. Pero no reniegas de lo nuevo. El reto está en integrar lo mejor de cada sitio.

A ver si poniéndolo por escrito me aplico el cuento: nunca dejes de aprender. Mejor caerse y aprender de las heridas que quedarse quieto con lo poco que ya sabes.